La paradoja de la obesidad como enfermedad


En el mes de junio del año pasado, la Asociación Médica de Estados Unidos clasificó oficialmente a la obesidad como una enfermedad. Esta categorización generó acalorados debates entre la comunidad científica sobre si la obesidad es realmente o no una enfermedad. Pero en el medio de todo esto, ha surgido un problema que los científicos no tomaron en cuenta. Veamos que es.



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La obesidad es un problema de salud grave, además de una epidemia en aumento. En el mundo occidental, una de cada cuatro personas es obesa. Los índices de obesidad se han casi duplicado en los últimos 25 años entre los adultos, y por ejemplo, en Estados Unidos se ha triplicado entre los niños. Y el futuro no es nada prometedor, la evidencia sugiere que para el año 2040 aproximadamente la mitad de la población de los países desarrollados puede ser obesa.

Ser obeso aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular, enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer. ¿Pero es la obesidad una enfermedad?
Muchos médicos en su momento dijeron que esta nueva clasificación sería para crear conciencia, mejorar la prevención y reducir el estigma asociado con la obesidad.
Lo que no tuvieron en cuenta es lo que un estudio acaba de develar en estos días y se ha denominado “la paradoja de la obesidad como enfermedad”.


La paradoja de la obesidad como enfermedad

Algunos especialistas vaticinaron su preocupación por el hecho de que dar a la obesidad esta categoría, podría actuar como arma de doble filo al provocar una reacción psicológica inesperada entre algunos individuos obesos. Lamentablemente no se equivocaron.

Los hallazgos de este estudio fueron publicados recientemente en la reconocida revista científica “Psychological Science”.

Los investigadores hallaron que, al catalogarse a la obesidad como una enfermedad, muchas personas obesas hacen menos esfuerzos para tomar decisiones saludables en la dieta y reportan menos motivación para bajar de peso.

Una de las autoras del estudio, la investigadora Jeni Burnette de la Universidad de Richmond dijo que: “Observamos que a partir de que la obesidad fue considerada como una enfermedad, muchas personas obesas parecieron tirar psicológicamente la toalla y elegir alimentos menos saludables”.
  
Otra de las investigadoras, Crystal Hoyt dice que “teníamos el presentimiento de que hacer ver a la obesidad como una enfermedad, podría crear una falsa percepción en el individuo obeso y no nos equivocamos, muchas personas sienten que cuando se es obeso, o sea enfermo, la situación está fuera de su control. Distintas evaluaciones psicológicas nos dieron como resultado, que muchos obesos sienten que es algo que ellos ya no pueden dominar y que es inútil hacer controles de peso”.
  
Los autores del estudio dicen que, irónicamente esta nueva clasificación de la obesidad, en realidad puede estar saboteando la motivación para bajar de peso en las mismas personas que el nuevo estándar está pensado en beneficiar. 


La investigación

Para la investigación, los científicos reclutaron a unas 700 personas para participar en una encuesta.
Los participantes fueron divididos en tres grupos y a cada grupo se entregó un artículo relacionado con la salud y el peso, para posteriormente responder a un cuestionario.

Al primer grupo de participantes se les hizo leer un artículo en el que se afirmaba que la obesidad es una enfermedad.
El segundo grupo leyó un artículo de salud pública sobre el estándar del peso, sin especificar si la obesidad era una enfermedad.
Al tercer grupo se le hizo leer un artículo en el cual se especificaba especialmente que la obesidad no es una enfermedad.

Los resultados arrojaron que en el cuestionario posterior, los integrantes del primer grupo, dieron menos importancia a la salud centrada en la dieta y reportaron menos preocupación por el peso. Estas personas, en promedio, también eligieron opciones con más calorías cuando se les invitó a comer un sándwich posteriormente a la investigación. Curiosamente, también los integrantes del primer grupo argumentaron una mayor satisfacción con sus cuerpos, lo cual también genera una elección de alimentos con más calorías.  


Conclusiones

Los resultados de este estudio muestran que cuando la obesidad se enmarca como una enfermedad, tiene un impacto negativo en algunas personas obesas, sobre todo en la actitud hacia la salud, la dieta y el peso.
Los investigadores aseguran que “estos hallazgos sugieren que los mensajes que las personas obesas escuchan acerca de la naturaleza de la obesidad, tiene consecuencias en la autorregulación del individuo”.

Como puntos a favor, los investigadores señalan que hay algunos beneficios en el hecho de declarar la obesidad como una enfermedad, por ejemplo, la disminución de la vergüenza por el hecho de ser obeso y promover una mayor aceptación en cuanto al tamaño del cuerpo. También parece reducir el estigma en algunas personas, lo que puede ayudar a comprometer al individuo con su salud y los objetivos relacionados con el peso.
  
Según los investigadores, estos resultados indican que puede haber algunos costos ocultos en el mensaje que se quiere dar, incluyendo una menor motivación para comer sano.
También advierten que se necesita investigar más para obtener una comprensión clara en cuanto a los costos y beneficios de algunos mensajes relacionados con la salud, antes de ponerlos en práctica.