Según un estudio reciente, las mujeres portadoras de variantes genéticas relacionadas con el cáncer de mama, pueden reducir su riesgo a contraer la enfermedad siguiendo un estilo de vida saludable.
De hecho, los investigadores encontraron que el estilo de
vida puede resultar de especial utilidad para las mujeres en riesgo genético
relativamente alto de padecer cáncer de mama.
El estudio fue llevado a cabo por un grupo de profesionales liderado
por el investigador Nilanjan Chatterjee, profesor del Instituto de Salud de la Universidad Johns
Hopkins.
Los resultados fueron publicados hace una semana en la
revista ‘Jama Oncology’. Dichos resultados se basan en registros de más de 40
mil mujeres analizadas por ser portadoras de 24 variantes genéticas vinculadas
con el riesgo de cáncer de mama.
La investigación encontró que hay cuatro factores en el
estilo de vida que resultaron claves para bajar la incidencia de la enfermedad:
- Mantener un peso saludable
- No fumar
- Limitar el consumo alcohol
- No usar terapia hormonal después de la menopausia.
Una mujer de 30 años de edad tiene 11% de probabilidad de
desarrollar cáncer de mama a los 80 años.
Los autores del estudio estiman que si todas las mujeres cumplieran
con estas cuatro pautas, casi el 30% de los casos de cáncer de mama podrían
evitarse. Y una gran mayoría de los cánceres evitados estarían entre las
mujeres de mayor riesgo, debido a las variantes de genes que portan.
El estudio también incluyó 92 mutaciones genéticas que, de
forma individual, harían una diferencia en el riesgo de cáncer de mama de una
mujer. Estas mutaciones son mucho más comunes que las alteraciones del gen
BRCA, un gen que aumenta considerablemente el riesgo de cáncer de mama y
ovario.
Utilizando la información genética y otros factores, el
equipo del profesor Chatterjee creó un modelo para predecir el riesgo de cáncer
de mama de una mujer. Los otros factores incluían antecedentes familiares de la
enfermedad, la edad de la primera menstruación y distintos hábitos en el estilo
de vida. Además, también se añadieron los efectos de otras 68 mutaciones
genéticas de las cuales no había información previa de las mujeres analizadas.
Según los investigadores, el estilo de vida puede ser aún más importante para las mujeres en situación de riesgo genético alto que para aquellas con riesgo genético bajo.
En general, el estudio sugiere que algunas mujeres se
enfrentarán a mayores probabilidades debido a sus genes y otros factores que no
se pueden cambiar. Pero de aquellos factores que sí se pueden cambiar, el
estilo de vida (sobre todo los cuatro factores mencionados más arriba) era lo
que hacía la diferencia más grande.
Incluso muchas mujeres catalogadas previamente con ‘riesgo
alto’ debido a su condición genética, en el modelo bajaban la probabilidad a ‘riesgo normal’
cuando cumplían con los cuatro requisitos.
Referencia:
http://oncology.jamanetwork.com/article.aspx?articleid=2524829
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