Durante décadas, la grasa ha sido acusada de ser una especie
de feroz criminal y la principal causante del colesterol alto, enfermedades al
corazón y la obesidad. Pero los más recientes estudios científicos apuntan
ahora al azúcar y los carbohidratos como los verdaderos culpables.
Quizás sea hora de que empecemos a repensar esta parte
esencial de nuestra dieta.
Lo cierto es que la dieta de nuestros antepasados lejanos,
en los tiempos dónde el cerebro humano creció y nos dio la oportunidad de ser
más inteligentes, se componía de un 75% de grasa, 20% de proteínas y 5% de
carbohidratos. En cambio, nuestra dieta occidental actual se compone
básicamente de 60% de carbohidratos, 20% de proteínas y 20% de grasa.
Si tenemos en cuenta que la epidemia de obesidad que hay en
el mundo es reciente (los niveles de obesidad se han duplicado en tan solo 50
años) no es precisamente por un alto consumo de grasa, sino que, mas bien, es
debido a nuestra alta ingesta de carbohidratos y azúcares, ampliamente
disponibles en la actualidad.
Y no sólo estamos hablando de ácidos grasos como el omega 3,
sino también de las grasas saturadas que en los últimos años se nos ha dicho
que había que evitar, incluidas las grasas de origen animal. Con la excepción
de las 'grasas trans', este tipo de grasa “manipulada” mediante la adición de
átomos de hidrógeno, si son perjudiciales para la salud y es importante
evitarlas.
La pregunta sería entonces ¿por qué cuándo el ser humano
basaba su alimentación en la grasa no era obeso y ahora que ha bajado
considerablemente su ingesta tenemos una epidemia de obesidad? La respuesta nos
lleva al mismo lugar: exceso de carbohidratos y glucosa.
Una de las claves de esto está en que la grasa proporciona
el doble de energía calórica que los carbohidratos (9 calorías por gramo de
grasa contra 4 calorías por gramo de carbohidratos). Por tanto, con la grasa el
cuerpo no sólo va a mantener la energía durante un tiempo más largo, sino que
también nos puede ayudar a comer menos ya que mantiene al cuerpo satisfecho por
un período más extenso.
Muchos deterioros en la salud como la enfermedad de
Alzheimer, la depresión, la ansiedad o dolores de cabeza crónicos están
relacionados con la inflamación en el cuerpo y el cerebro provocada por los
carbohidratos.
Por tanto, la grasa no sólo no es tan culpable como nos han
hecho creer hasta ahora, sino que además cumple funciones esenciales en nuestro
organismo, veamos algunas:
1.) La grasa es fundamental para la salud del cerebro
El tejido cerebral está compuesto por casi un 60% de grasa,
una dieta pobre en ella podría robarle nutrientes vitales para su normal
funcionamiento.
Vitaminas esenciales tales como A, D, E y K no son solubles
en agua y requieren grasa para conseguir ser transportadas y absorbidas por el
organismo. Estas vitaminas son esenciales tanto para la salud del cerebro, como
para muchos de nuestros órganos vitales.
La vitamina D está siendo ampliamente estudiada como un
elemento importante en la disminución de la susceptibilidad de enfermedades
como Alzheimer, Parkinson, depresión y otros trastornos cerebrales.
2.) La grasa mantiene funcionando correctamente los pulmones
Nuestros pulmones están recubiertos por una sustancia
compuesta casi en su totalidad por grasa saturada. Sin esta grasa nuestros
pulmones podrían verse comprometidos. Algunos estudios están buscando la
relación entre el bajo consumo de grasas saturadas y el asma, como resultado de
la ruptura de esta capa de grasa.
3.) La grasa estimula el sistema inmunológico
La deficiencia de ácidos grasos saturados en los glóbulos
blancos de la sangre deprime su capacidad de reconocer y destruir cuerpos
extraños, como bacterias, virus y hongos.
4.) La grasa es buena para el corazón
Muchos son los estudios que muestran los beneficios del
consumo de grasas saturadas para el corazón, las mismas que nos han dicho
durante los últimos 50 años que había que evitar. Por ejemplo, uno de los
estudios realizado en islas del Pacífico donde hasta un 50% de la dieta se basa
en aceite de coco, han mostrado que prácticamente no existen enfermedades al
corazón en ese lugar.
5.) La grasa mantiene la piel más saludable
La grasa constituye la mayor parte de la membrana celular, y
por ejemplo, la piel se compone de un número muy grande de células. Sin el
consumo adecuado de grasa, nuestra piel puede resecarse y agrietarse, lo que
puede facilitar posibles vías para que infecciones entren a nuestro cuerpo.