¿Puede la contaminación del aire ser nociva para el cerebro? Nuevos estudios sugieren que la polución puede contribuir a la pérdida de memoria y precipitar la aparición de algunas enfermedades mentales y neurológicas, como por ejemplo el Alzheimer.
Algunas investigaciones recientes han encontrado que la
exposición a largo plazo de aire contaminado, acelera el deterioro cognitivo en
adultos. En uno de los estudios realizados, las mujeres que vivían en zonas de
peor calidad de aire obtuvieron los más bajos puntajes en pruebas de memoria y
razonamiento.
Dicha exposición al aire contaminado contribuyó, en promedio,
a un descenso de dos años en el normal funcionamiento del cerebro, lo que
podría dar lugar a un inicio más temprano de algunas enfermedades mentales.
Estos datos se traducen en que, por ejemplo, sólo en Estados Unidos hay
aproximadamente dos millones de casos extras de Alzheimer en un período de 40
años.
Este estudio publicado recientemente en la revista “Archives
of Internal Medicine” es uno de los pocos que ha investigado fehacientemente
los efectos de la contaminación sobre la salud del cerebro.
No es fácil establecer una relación directa entre las
toxinas ambientales y una enfermedad como el Alzheimer ya que hay muchos otros
factores involucrados. Por eso, este estudio examinó las habilidades cognitivas
de casi 20 mil personas que viven en diferentes zonas de Estados Unidos, durante
un período de 4 años.
Otros estudios han relacionado la contaminación del aire con
un mayor riesgo de accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos. Asimismo,
los problemas cardiovasculares también han sido relacionados con la demencia y
la mala salud del cerebro.
Los contaminantes contienen básicamente sustancias
químicas y metales que quedan suspendidos en el aire. Las partículas más pequeñas pueden
ser particularmente perjudiciales ya que logran penetrar fácilmente en los
pulmones y posiblemente también en el cerebro. Las principales fuentes de estas
emisiones son los automóviles y los diversos procesos industriales.
En investigaciones anteriores, los niveles de beta-amiloide (una
proteína que se acumula en el cerebro de las personas con Alzheimer) fueron
significativamente más altos entre los residentes de ciudades con altos índices
de contaminación.
Otro estudio realizado en Alemania encontró que personas
adultas que vivían cerca de carreteras muy transitadas obtuvieron peores
resultados en pruebas de memoria y razonamiento, que personas de edad similar
que vivían en áreas rurales.
También cabe señalar que en pruebas de laboratorio realizadas con ratones, se registraron niveles más altos de inflamación cerebral en aquellos animales que fueron
expuestos a aire contaminado.
Todos estos datos están convenciendo a los investigadores de
que la contaminación ambiental desempeña un papel mucho más importante
de lo que se creía en las distintas enfermedades mentales y neurológicas y que,
eventualmente, la reducción de la contaminación del aire mediante regulaciones legales
y tecnologías más modernas, podría significar una disminución a futuro del
deterioro cognitivo de la población, sobre todo en las áreas más afectadas.