El consumo de alcohol, aunque sea moderado, duplica el riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular, sobre todo en la hora posterior de haberlo bebido.
La investigación, realizada conjuntamente por el Beth Israel
Medical Center y la Escuela
de Salud Pública de la
Universidad de Harvard, analizó datos de 23 estudios
anteriores que incluían a más de 30 mil personas. Una de las conclusiones más
importantes es que consumir alcohol puede duplicar el riesgo de padecer un ACV
o un infarto durante horas, incluso días, después de haber consumido, aunque la
hora inmediata posterior es la más crítica.
Los resultados fueron publicados recientemente en la revista
de la Asociación Americana
del Corazón (American Heart Association).
Según los autores, la mayoría de la investigación asociada
con el alcohol se ha centrado en el riesgo a largo plazo, pero los riesgos
inmediatos nunca han sido bien documentados. Este nuevo estudio pone de relieve
el hecho de que el alcohol tiene efectos fisiológicos complejos, que resultan
en un riesgo cardiovascular dependiendo del alcohol consumido, la frecuencia
con que se bebe y de la salud del corazón que se está evaluando.
Dicha investigación ha constatado que el consumo, incluso moderado, de
alcohol (una trago al día para mujeres y dos para hombres) puede aumentar el
riesgo de un ataque al corazón o un derrame cerebral de una persona en
aproximadamente dos veces dentro de la siguiente hora de consumo, aunque el riesgo
continúa por aproximadamente 24 horas. Pasadas las 24 horas, sólo el consumo de
alcohol en grandes cantidades configuraría una situación de riesgo. Es decir,
el consumo excesivo aumenta el riesgo a corto y largo plazo, mientras que beber
pequeñas cantidades solo lo hace en el corto plazo.
Inmediatamente después de la ingesta de alcohol, aumenta la
frecuencia cardíaca, se eleva la presión arterial y las plaquetas de la sangre
se vuelven más pegajosas. Estas son las principales causas del aumento del
riesgo a sufrir un ACV o infarto.
La buena noticia es que beber regularmente pequeñas
cantidades de ciertos tipos de bebidas alcohólicas, más concretamente de vino
tinto, parece reducir el riesgo cardiovascular mediante el aumento de los
niveles de lipoproteínas de alta intensidad (HDL), el llamado colesterol
“bueno” y reduciendo la tendencia a formar coágulos.
Según los autores, es posible que el mayor riesgo
cardiovascular en las horas posteriores a la ingestión de pequeñas cantidades
de alcohol, pueda ser compensado por los beneficios para la salud a largo plazo
del consumo moderado regular de vino tinto.
Sin embargo, agregaron, el uso excesivo de alcohol se asoció
con un mayor riesgo de infarto y ACV en todos los lapsos estudiados. De seis a
nueve tragos en un día duplicó el riesgo, y de 19 a 30 tragos por semana
multiplicó el riesgo por seis.
De acuerdo con las recomendaciones de la Organización Mundial
de la Salud
(OMS), el consumo excesivo de alcohol es de 15 tragos o más por semana para los
hombres y ocho tragos o más por semana para las mujeres. Un “trago” corresponde a
una medida de whisky, un vaso de vino o 355 ml de cerveza (una lata o botella
de tamaño medio).
Referencia:
https://www.sciencedaily.com/releases/2016/03/160303204139.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario