La diabetes tipo 2 está aumentando muy rápidamente en prácticamente todo el mundo. Sin embargo, esta enfermedad es casi totalmente prevenible a través de modificaciones en la dieta y el estilo de vida. Veamos sus causas, síntomas y que podemos hacer para evitarla.
Hace unos 200 años, el ser humano consumía unos 100 gramos de hidratos
de carbono por día, las dietas de hoy han hecho aumentar este consumo a 300 o 400 gramos diarios. Pero
además, la calidad de los hidratos de carbono consumidos en estos días difieren
bastante a los consumidos hace 200 años. Mientras que antes los carbohidratos
iban acompañados de grandes cantidades de fibra y nutrientes, hoy en día van
acompañados de una considerable cantidad de azúcar, jarabe de maíz y almidón.
El resultado de este tipo de dieta es un aumento sin precedentes de la diabetes
tipo 2.
¿Qué es y que causa la diabetes tipo 2?
Es una enfermedad en la que el organismo responde de manera
inapropiada a la insulina.
En condiciones fisiológicas normales, nuestro cuerpo libera
la hormona insulina después del consumo de hidratos de carbono. La insulina
hace que las células absorban la glucosa del torrente sanguíneo y sea
almacenada para su uso posterior como fuente de energía, además, logra que los
niveles de glucosa en sangre se normalicen.
Una etapa temprana de la diabetes tipo 2 es la aparición de
la resistencia a la insulina. En las personas resistentes a la insulina, ésta
se libera normalmente pero las células no responden adecuadamente a la señal.
De esta forma, el cuerpo debe liberar más y más insulina para estimular la
captación de glucosa del torrente sanguíneo. Como el azúcar no puede entrar en
las células, se acumulan niveles extremadamente altos de glucosa en la sangre
(esto se denomina Hiperglucemia).
Si no se realizan modificaciones en la dieta, las células
beta del páncreas, debido a esta sobrecarga, pueden a llegar a dejar de
producir insulina por completo. El resultado de este proceso es la diabetes
tipo 2.
Grupos de riesgo
¿Cuáles son las personas que tienen más riesgos de contraerla?
La
mayoría de los individuos que son diagnosticados con esta enfermedad tienen sobrepeso, esto se debe a que el exceso de
grasa dificulta el uso de insulina de forma correcta, por tanto se debe
considerar a la obesidad como una causal muy importante. Otro factor es la edad
avanzada, los ancianos tienen más riesgo de padecerla (en realidad, ya después
de los 40 años el riesgo empieza a ser mayor).
Los antecedentes familiares también deben ser observados
cuidadosamente.
Se presenta con mayor frecuencia en algunas razas o
étnias, por ejemplo, los asiáticos, pueblos originarios del continente americano, personas procedentes
del sur de Europa (españoles, franceses, italianos) y personas de raza negra.
Los individuos con hipertensión tienen más probabilidades de
sufrir esta enfermedad.
Otros factores que aumentan el riesgo son: malos hábitos
alimenticios y la inactividad física.
Síntomas
En muchas oportunidades esta enfermedad se descubre de forma
casual, durante un examen rutinario, ya que frecuentemente no presenta ningún
síntoma.
A pesar de ello, en otras personas si se presenta alguna
sintomatología.
Los síntomas más comunes son:
- Cansancio
- Adelgazamiento
- Mucha sed
- Aumento en la cantidad de orina
- Visión difusa
- Disfunción eréctil
- Dolor o rigidez en pies y manos
- Sequedad cutánea
- Náuseas
- Aumento de infecciones, sobre todo en la piel (también en órganos internos, por ejemplo en los riñones)
¿Cómo se diagnostica?
Midiendo el nivel de glucosa mediante un análisis de sangre
en ayunas, aunque también se puede hacer una prueba de glucosa sin la necesidad
de ayuno.
Otra forma es lo que se denomina “Prueba de
Tolerancia a la Glucosa ”. Es un estudio que consiste en medir como fluctúan los niveles de glucosa en
la sangre después de tomar una bebida con azúcar.
Prevención
Hábitos alimenticios:
Una dieta sana es fundamental, la misma debe ser baja en
azúcar, sal y grasas saturadas. Rica en vegetales, fruta y fibras.
Cuidar la ingesta de hidratos de carbono, es mejor repartir
su consumo a lo largo de toda la jornada y no un gran consumo en un sólo
momento del día.
Ejercicio físico:
Practicar una actividad física en forma regular aumenta la
respuesta a la insulina por parte del organismo. Los especialistas recomiendan
caminar no menos de 30 minutos, seis veces por semana.
Fumar:
El tabaquismo es muy dañino para la circulación de la
sangre, por lo que perjudica el trabajo de la insulina. En realidad el tabaco
es perjudicial para todo, también para personas que
tienen factores de riesgo alto de sufrir esta enfermedad.
Beber alcohol:
Si bien el consumo moderado de alcohol no es perjudicial,
las personas que consumen en exceso si tienen mayores probabilidades de padecer
diabetes. Se recomienda beber alcohol con mesura y se debe evitar consumirlo
con el estómago vacío.
Controles de azúcar en sangre:
Si usted está dentro de los grupos de riesgo, sería
saludable realizarse análisis de sangre periódicamente.
Para terminar…
Según la Organización
Mundial de la
Salud , entre 1935 y 1996 la prevalencia de esta enfermedad
aumentó casi un 700%. Entre 1996 y 2011, la tasa de diagnóstico creció otro
230%. Viendo estos números, no nos queda ninguna duda de porqué se está
hablando de una pandemia mundial de diabetes tipo 2.