Si usted pone todas sus esperanzas de perder peso en el ejercicio físico, podría llevarse una gran desilusión. Una investigación reciente afirma que existe un límite en la cantidad de calorías que podemos quemar a través de la actividad física.
El estudio, publicado recientemente en la revista “Current
Biology”, se realizó con un grupo de más de 300 personas adultas. La gama de
actividad de estos individuos era bastante amplia, desde personas sedentarias
hasta aquellos que practicaban una intensa actividad física a diario.
El equipo de investigadores midió durante 7 días el gasto
calórico de los participantes mediante la técnica de laboratorio 2H18O más
conocida como “agua doblemente marcada”. También se utilizaron unas pulseras
con un dispositivo que monitorizaba la quema de calorías de las personas.
Los autores del estudio encontraron que los participantes
que más actividades físicas hacían, si bien quemaban más calorías, esto ocurría
sólo hasta cierto punto. Es decir, en determinado momento de la actividad
física se producía una meseta en el gasto calórico, y esta no era muy superior a
la de los individuos menos activos. Dicho apagado paulatino en la quema de
calorías, era independiente de la actividad específica que la persona estaba
realizando.
Esto quiere decir que el hecho de pensar en hacer ejercicios
para perder peso puede resultar en una estrategia poco realista, ya que como
esta investigación afirma, llega un punto en que el cuerpo baja sustancialmente
la pérdida de calorías. Esto nos está diciendo que si queremos bajar de peso lo
fundamental es centrarse en la dieta. Si bien el ejercicio puede ayudar, y es
muy importante, son dos herramientas diferentes y que por tanto los resultados
también son distintos.
Las personas que comienzan a aumentar su actividad física
dentro de un rango poco ambicioso, como por ejemplo, pasar de ser sedentarios a
caminar 1 kilómetro
al día, es probable que aumenten proporcionalmente el número de calorías que
queman. Sin embargo, con el tiempo, si aumentan el nivel de actividad, es muy factible
que no aumenten su gasto energético de manera lineal.
Esta estrategia de nuestro organismo también está en juego
en el otro extremo, es decir, en los términos de calorías que consumimos. Ya
que cuando las personas comen menos de 800 calorías al día, el metabolismo del
cuerpo tiende a apagarse, a un nivel en que la pérdida de peso se ralentiza considerablemente.
Buenas noticias
Si usted practica deportes regularmente y está un poco
desilusionado al leer este artículo, sepa que no todas son malas noticias. Hay
algunos datos alentadores, por ejemplo, la meseta de la cantidad de calorías
quemadas fue mayor para aquellos que tienen más grasa corporal. En este caso,
la grasa corporal actuó como una especie de señal en la cantidad de energía que
el cuerpo podía gastar. O sea, a mayor cantidad de calorías disponibles, mayor
cantidad el cuerpo se permite quemar. Esto hablando de niveles promediales, ya
que la grasa corporal y la quema de calorías también pueden estar supeditadas
al metabolismo, a los niveles hormonales, a la masa muscular y a cuestiones
genéticas de cada individuo.
Otra buena noticia es que se puede hacer un pequeño truco
para quemar más calorías. Si, por ejemplo, está una hora andando en bicicleta o
nadando, trate de cambiar de actividad, de correr o realizar otro tipo de
ejercicio. ¿Por qué? Porque los investigadores observaron que ante un uso de
músculos diferentes, se puede activar el gasto energético de nuevo. Es decir,
la utilización de diferentes grupos musculares puede oficiar como "reinicio"
(al menos en parte) de un nuevo aumento de quema de calorías.
Según los investigadores, todos estos mecanismos pueden ser
una estrategia bastante primitiva, una adaptación evolutiva que tanto animales como
humanos utilizan para no perder sus recursos y sobrevivir. O sea, llega un
momento en que el cuerpo percibe un determinado contexto y establece un nivel
de gasto energético con el cual pueda mantenerse vivo.
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