Un análisis detallado de la Universidad de
Stanford muestra cambios a nivel microbiano, inmunológico y en el riesgo
cardíaco.
La reciente investigación ha encontrado que prácticamente
todo el cuerpo sufre alteraciones cuando aumentamos de peso. Lo bueno es que,
si adelgazamos, (casi) todo vuelve a los niveles originales.
Incluso un modesto aumento de 3 kilos puede alterar la
biología básica del organismo, lo que podría aumentar el riesgo de enfermedades
cardíacas y diabetes tipo 2. Esto se produce, básicamente, debido a que las
poblaciones bacterianas sufren transformaciones alterando los patrones de
inflamación del organismo. Además, el sistema cardíaco puede sufrir cambios
genéticos.
"Al aumentar de peso, el cuerpo está respondiendo a un
evento muy estresante, ya que es una enfermedad sistémica que afecta todo el
cuerpo", dijo el autor principal del estudio, Michael Snyder, profesor de
genética en Stanford.
Investigaciones anteriores tendieron a vincular a la
obesidad con diversas enfermedades de una manera muy general, advirtiéndonos
que el exceso de grasa puede llegar a ser muy dañino. Pero los avances
tecnológicos hacen posible registrar y calcular gran cantidad
de información generada dentro de un cuerpo al engordar o adelgazar.
La balanza solo ofrece una medida, un análisis de sangre convencional podría medir 20 o más. Pero ahora, las nuevas herramientas pueden rastrear las fluctuaciones en millones de moléculas en la sangre. Según Snyder "ahora vemos las tuercas y los pernos de lo que está sucediendo".
La investigación
El equipo estudió a 23 personas con índices de masa corporal
de entre 25 y 35. Un IMC de 25 está en el extremo alto de la normalidad; en
cambio un IMC de más de 40 equivale a obesidad mórbida.
Alrededor de la mitad de las personas eran resistentes a la
insulina o en riesgo de diabetes. La otra mitad era capaz de procesar la
insulina normalmente.
A partir de muestras de sangre, juntaron millones de piezas
de información de bacterias, proteínas y moléculas de los participantes que
revelan patrones sobre cómo se expresan los genes.
Luego, los participantes recibieron una dieta alta en
calorías, alrededor de 1000 calorías extra por día para los hombres, 750 para
las mujeres. Después de 30 días, en promedio, aumentaron 2,75 kilos.
"No es diferente a lo que muchos de nosotros acabamos
de hacer durante la Navidad ",
dijo Snyder. "Esto no está fuera del ámbito de lo que normalmente
sucede".
Y con el aumento de peso, aunque moderados, los perfiles
biológicos subyacentes de los participantes también cambiaron.
El análisis reveló un importante cambio en el microbioma del
cuerpo, el vasto ejército de microbios que nos protegen contra los gérmenes,
descomponen los alimentos para liberar energía, producir vitaminas y realizar
otras tareas. Pero no todos los cambios fueron consistentes en todos los
participantes.
Por ejemplo, las poblaciones de bacterias llamadas
‘Akkermansia muciniphila’, que se sabe que protegen contra la resistencia a la
insulina, se dispararon. Esta es una tendencia que podría ayudar a comprender
las dinámicas subyacentes que conducen a la diabetes tipo 2, dijeron los
autores.
En segundo lugar, hubo un cambio en la respuesta inmune del
organismo. El estudio encontró que la vía inflamatoria del cuerpo se activa en
respuesta al aumento de peso a corto plazo. La inflamación es un problema muy
conocido en personas con diabetes.
Finalmente, hubo un cambio en la expresión genética asociado con un
mayor riesgo de un tipo de insuficiencia cardíaca llamada miocardiopatía
dilatada, en la que el corazón no puede bombear sangre de manera eficiente al
resto del cuerpo. Esto podría explicar, indirectamente, por qué el riesgo de
ataque cardíaco aumenta con un peso adicional.
Ahora las buenas noticias: el estudio halló que cuando los
participantes perdieron peso, casi todos los sistemas de su cuerpo se
calibraron nuevamente a sus estados originales. Sin embargo, persistió un
pequeño subconjunto de cambios asociados con la ganancia de peso en la
producción de proteínas y moléculas, incluso después de que los participantes
hubieran perdido los kilos de más.
Referencia:
http://www.cell.com/pb-assets/journals/research/cell-systems/cels_393.pdf
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