La técnica que le puede salvar la vida ante un ataque cardíaco


Si bien pueden haber síntomas, a veces muy leves, aproximadamente el 35% de los ataques al corazón son asintomáticos, o sea, ocurren sin previo aviso. 



La técnica que le puede salvar la vida ante un ataque cardíaco


Es por ello que muchas personas que lo sufren están solas o también puede ocurrir que aquellos que les acompañan no tienen los conocimientos básicos para hacer frente a una situación de esta naturaleza.

Por tanto, si de repente siente que su corazón late “mal” o siente un dolor agudo en el centro del pecho o del lado izquierdo y tiene un malestar como que está a punto de desmayarse, debe saber que en ese preciso instante seguramente esté sufriendo un infarto y que usted tiene aproximadamente 10 segundos antes de perder la conciencia.

Lo que mucha gente no conoce, es que ante una situación como esta, es posible hacer algo para ayudarnos a nosotros mismos. Para ello, lo más importante es no perder la conciencia, no entrar en pánico y empezar a toser y respirar profundamente, sobre todo toser lo más fuerte que se pueda. 

Hacer una inspiración profunda cada vez antes de toser, posteriormente toser fuerte y lo suficientemente hondo, como si estuviera tratando de deshacerse de algo que ha quedado atorado en su garganta.

Respiración y tos de continuo, sin descanso hasta que un médico pueda llegar hasta usted y tome el control de la situación o hasta que su corazón vuelva a latir con normalidad.
La tos es una forma de compresión, similar a cuando se practica reanimación cardiopulmonar y las respiraciones profundas permiten que el oxígeno llegue a los pulmones.

Esta técnica ayuda a que el flujo sanguíneo y el corazón sigan funcionando normalmente. Las compresiones ayudan al corazón a equilibrar el ritmo.
Es una forma perfecta de evitar cualquier daño adicional, al menos hasta que llegue una ayuda idónea.
Si todos supiéramos esta sencilla técnica, seguramente muchas vidas se salvarían. 


Como mantener el peso una vez que se adelgaza


¿Por qué la mayoría de las personas que hacen dieta recuperan el peso perdido? Veamos de que forma se puede luchar contra esta tendencia.



adelgazar


El 85% de las personas que adelgazan más del 10% de su peso, lo recuperan en el correr de los próximos cuatro años, son las conclusiones de una investigación de la Universidad de California.
Mientras que el efecto de “línea de llegada” (he perdido el peso que quería, ahora puedo dejar de hacer dieta) sin dudas que puede contribuir, el problemas más grande es de origen biológico.

Nuestro cuerpo experimenta varios cambios hormonales y metabólicos después de una pérdida de peso. Estos cambios pueden aumentar el apetito, enlentecer el metabolismo y estimular el hambre, todo lo cual obstaculiza los esfuerzos de un proceso de adelgazamiento.
Por ejemplo, la hormona leptina, que es la que le dice al cerebro que ya hay suficiente energía almacenada, disminuye cuando la persona adelgaza. Las consecuencias directas del descenso de los niveles de leptina son el aumento del apetito y el enlentecimiento del metabolismo. Al mismo tiempo, la grelina (denominada la “hormona del hambre” ya que estimula el apetito), se incrementa después de una pérdida de peso, esto puede ocasionar el aumento de ingesta de alimentos y facilitar el almacenamiento de grasa.

De hecho, en un estudio de 2011 publicado en el ‘New England Journal of Medicine’ aún un año después de perder peso, los niveles de estas hormonas en los participantes de la investigación no habían regresado a las tasas anteriores a la dieta. Eso significa que, para que una persona pueda mantener su nuevo peso, en realidad, tiene que consumir menos calorías que lo que lo haría alguien que tiene el mismo peso.
Básicamente, en este caso, el cuerpo está programado genéticamente para aumentar de peso, porque una vez que se adelgaza, el organismo supone que la comida escasea, por tanto, ralentizará su metabolismo. 


Entonces ¿es posible vencer a la biología y mantener el peso?

De hecho, si el 85% no lo logra, quiere decir que hay un 15% que si puede mantenerse después de haber adelgazado. Pero para ello, se deben seguir una serie de pasos, algunos de ellos indispensables, que pueden hacer posible mantener el peso después de un proceso de adelgazamiento, veámoslos:


1.) Practicar deportes

Cuando se trata de la lucha de su cuerpo contra el impulso de recuperar el peso, el ejercicio es un aliado indispensable. La dieta ayuda a perder peso, pero la incorporación de la actividad física ayuda a mantener esa pérdida (lo ideal es practicar tanto ejercicios aeróbicos como ejercicios con pesas). La formación de músculo nuevo supondrá un gasto extra de calorías, además, el ejercicio puede ayudar a reducir el hambre y fomenta la quema de calorías a partir de la grasa, en lugar de la quema a partir de carbohidratos.


2.) Otro aliado: la balanza

Las personas que han perdido peso deben pesarse una vez por semana por el resto de sus vidas. Puede sonar desalentador, pero el conocimiento es poder, también en la lucha contra el aumento de peso. Se recomienda pesarse el mismo día de la semana a la misma hora y con ropa similar, para evitar las fluctuaciones de peso a causa de alimentos o ingesta de líquidos. En caso de notar cambios poco convincentes, deberá revisar su dieta o su régimen de ejercicios.


3.) Solicitar ayuda

Está comprobado que, durante un régimen de adelgazamiento, el hecho de tener que rendir cuentas ayuda a motivar, no sólo a perder kilos, sino que también para mantenerse en el peso. Una buena opción puede ser alguna asociación no lucrativa como “Gordos Anónimos” o similar.


4.) Utilizar la tecnología

Mantener una “hoja de ruta” sobre alimentos y ejercicios físicos puede aumentar el conocimiento de cómo y por qué usted está adelgazando. Está demostrado que este tipo de supervización puede ser de gran ayuda. Con los avances tecnológicos (hoy existen aplicaciones para móviles que hacen este tipo de tareas) cada vez es más fácil hacer un seguimiento tanto de la ingesta de alimentos como del ejercicio. Estas estrategias ayudan a identificar las tendencias que son responsables de cualquier aumento de peso, para que pueda hacer los ajustes apropiados.


5.) Dormir bien

La pérdida de peso no es lo único que puede generar un desbalance en los niveles de las hormonas leptina y grelina, la falta de sueño también logra este efecto.
Un estudio presentado por la Asociación Americana del Corazón en 2012, determinó que las personas que duermen sólo cuatro horas diariamente, consumen 329 calorías más al día, que las personas que duermen ocho horas.


6.) Comer consciente

Es quizás, el consejo más importante para una persona que está en un régimen de adelgazamiento, o que está tratando de mantener el peso. La mayoría de la gente no piensa que este aspecto puede ser una de las maneras más profundas para transformar la relación con la comida y para que ese proceso sea un éxito duradero. Prestar especial atención a lo que usted está comiendo y por qué lo está comiendo. Esto no sólo ayuda a disfrutar y saborear más la comida, sino que también evita el exceso.
Reducir la velocidad al comer, centrarse en el sabor y la textura de los alimentos; y sin distracciones, como la televisión, puede ayudar a aumentar sus niveles de saciedad, evitar comer en exceso y mejorar su relación en el largo plazo con la comida.



Como comer algunas frutas y verduras para maximizar sus antioxidantes


Tanto frutas como verduras contienen una gran variedad de antioxidantes que ayudan a prevenir muchos problemas de salud, como las enfermedades cardiovasculares o el cáncer. 


frutas y verduras


Los antioxidantes ayudan a contrarrestar el daño causado en nuestro organismo por los radicales libres. Comer más frutas y verduras nos aporta, por ejemplo, carotenoides, flavonoides, polifenoles, además aumenta los niveles de vitaminas, minerales y fibra.

Por ello, es importante saber cuando es el momento en que estos alimentos tienen mayores niveles de antioxidantes, ya que estos no son constantes. Por ejemplo, cuando se empieza a notar que una fruta o verdura se pasa en su maduración y comienza a cambiar de color, es una señal que ha empezado a perder antioxidantes. Algunas excepciones son el brócoli, plátanos y melocotones, que son más sensibles y comienzan a perder sus propiedades muy rápidamente, por eso es conveniente comerlos más pronto que tarde.  

En muchos alimentos, el hecho de comerlos crudos o cocinarlos hace variar su nivel de antioxidantes. Por ejemplo, algunas verduras como champiñones, espárragos, repollo y pimientos adquieren nuevos antioxidantes después de que se cocinan. Veamos una lista:


1.) Tomate

Cocinado puede ser mejor que crudo. También hay que saber que se deben almacenar a temperatura ambiente (aunque hará su vida útil más corta) ya que pierden antioxidantes cuando se almacenan en temperaturas frías. Cocinar los tomates por encima de los 88 ºC logra aumentar de forma importante los niveles de licopeno, un antioxidante relacionado con tasas más bajas de cáncer. Los tomates crudos tienen menos antioxidantes en general, pero más vitamina C.


2.) Zanahorias

Cocinando las zanahorias se puede obtener más betacaroteno que crudas, un antioxidante que se convierte en el organismo en vitamina A y que es muy bueno para los ojos y el sistema inmunológico. Cocer al vapor o hervirlas logra mejores niveles de antioxidantes que fritas o cocinadas en el microondas.


3.) Brócoli

El brócoli tiende a perder sus antioxidantes más rápido que otras verduras cuando se almacena, un indicativo de esta pérdida es cuando comienza a ponerse amarillo. Para evitar que pierda sus antioxidantes más rápido, almacenar en el refrigerador en envases (si son micro perforados mejor), no suelto.
Si usted consume el brócoli crudo, obtendrá mayores niveles de una enzima llamada mirosinasa, que ayuda a bloquear el crecimiento de las células cancerosas. La mirosinasa es sensible al calor, por tanto, se destruye durante la cocción. Sin embargo, el brócoli cocido tiene un mejor potencial para reducir el colesterol que el brócoli crudo.


4.) Coliflor

El coliflor crudo tiene más proteínas y muchos tipos de antioxidantes (tales como la quercetina) que el coliflor cocinado. Hervir coliflor en agua le hace perder la mayor cantidad de antioxidantes y minerales.


5.) Coles de Bruselas

Las coles de Bruselas son vegetales crucíferos ricos en compuestos protectores contra el cáncer. Un estudio encontró que las personas que lo consumieron durante una semana (300 gramos al día) tenían niveles más altos de una enzima desintoxicadota del colon, lo que ayuda a explicar la relación entre el consumo de verduras crucíferas y un menor riesgo de cáncer colorrectal.
Se pueden consumir crudas o cocidas, ya que de ambas maneras conservan sus antioxidantes, aunque crudas aportan más vitamina C y folato.


6.) Col rizada

La col rizada es rica en betacaroteno, vitamina C y polifenoles, entre otros antioxidantes. Cocinarla reduce significativamente los niveles de vitamina C y también algunos de los antioxidantes. Es por ello que lo mejor es consumirla cruda, pero si no le gusta de esa forma, cocinada al vapor minimiza la pérdida de antioxidantes.


7.) Berenjena

Esta verdura no se debe comer cruda ya que podría ser tóxica y provocar malestares estomacales. Además, el hecho de cocinarla, no hace perder el poder de sus antioxidantes, sobre todo del antioxidante más abundante en ella: las antocianinas. Con la salvedad de que se haga frita donde si pierde muchas de sus propiedades.


8.) Pimiento rojo o morrón

Los pimientos rojos, también llamados morrones, son una gran fuente de vitamina C, carotenoides, polifenoles, y otros fitoquímicos. Los pimientos rojos crudos proporcionan más vitamina C (la vitamina C se descompone con el calor). Pero otros antioxidantes como los carotenoides y ácido ferúlico aumentan cuando se cocinan. Freírlos o asarlos hace que conserven más sus antioxidantes que hervirlos, ya que de esta forma si pierde muchos de sus nutrientes.

9.) Ajo y cebolla

Ambos alimentos se han relacionado con el combate a la hipertensión arterial. Las cebollas rojas tienen mayor cantidad de quercetina, un tipo de antioxidante de la familia de los flavonoides que ayuda a proteger de ciertos tipos de cáncer y enfermedades al corazón. Tanto los ajos como las cebollas son bastante resistentes cuando se cocinan, es decir, no pierden sus niveles de antioxidantes, incluso cuando se fríen. Por tanto, estos alimentos pueden ser consumidos como más le guste.


10.) Alcachofas

Ya sea al vapor, al horno o en microondas, cocinar las alcachofas hace aumentar notablemente el poder de sus antioxidantes, hasta 15 veces. Salvo cuando se fríen, que hace que pierda sus flavonoides (un tipo de antioxidante).


11.) Arándanos

El arándano es una de las frutas con los más altos niveles de antioxidantes, y se puede comer tanto crudo como cocido. Cuando los arándanos se cocinan, algunos de sus antioxidantes aumentan su potencia mientras que otros la disminuyen, pero en general, no son cambios importantes.


Dos consideraciones finales

Evite freír: el aceite caliente de las frituras crea radicales libres, pero además, muchas verduras pierden gran parte de sus antioxidantes en el proceso.

Fresco es mejor que congelado: algunas verduras como la espinaca y la coliflor pierden algunas vitaminas y minerales cuando se congelan. 


¿Cree usted que el estrés es perjudicial para su salud?


Una enorme mayoría de los artículos sobre el estrés, tienden a centrarse en el impacto negativo que este puede tener en nuestras vidas. Y es muy cierto, que el hecho de  padecer mucho estrés, es posible que llegue a ser perjudicial para nuestra salud.



estrés



Pero mientras que estos artículos abundan, en realidad, no dicen toda la verdad acerca del estrés. Un estudio iniciado en 1998 encuestó a casi 30 mil adultos en Estados Unidos y Canadá. En dicha investigación a los participantes se les hizo dos preguntas:
  
  • ¿Cuánto estrés ha experimentado en el último año?
  • ¿Cree usted que el estrés es perjudicial para su salud?

Ocho años más tarde, los investigadores revisaron los datos para examinar si las personas que habían reportado más estrés, habían tenido tasas de mortalidad más altas.
Lo que encontraron fue que los participantes con altos niveles de estrés tuvieron, efectivamente, más altas tasas de mortalidad, pero sólo si también creían que el estrés era perjudicial para su salud.
Las personas que habían reportado altos niveles de estrés pero que no creían que este era perjudicial para la salud, tenían la menor tasa de mortalidad de todos los grupos del estudio. 


La forma de pensar el estrés

Los datos del estudio podrían estar indicando que lo que cada uno piense acerca del estrés, pueda tener una poderosa influencia sobre su salud.
Por ejemplo, una investigación realizada en 2009 por la Universidad de Birmingham con personas que tenían altas responsabilidades empresariales y profesionales, reveló que aquellos individuos que veían al estrés como una parte normal de las responsabilidades laborales, presentaban una presión arterial normal, incluso muchos de ellos practicaban ejercicios físicos y tendían a tener una dieta saludable. En cambio, aquellos individuos que tenían una creencia negativa sobre el estrés (por ejemplo, que los haría envejecer más rápido) presentaban presión arterial elevada, mayor peso que el otro grupo, eran menos propensos a hacer ejercicios, comían menos sano, entre otras actitudes negativas.  

Si usted es una de las tantas personas que cree que el estrés está perjudicando su salud, podría aplicar este proceso de tres pasos que le podría ayudar a reconsiderar esta forma de pensar:


1.) Reconocer cuando usted experimenta estrés y observe como le afecta física y psicológicamente.
2.) Reconocer que el estrés es la respuesta a algo que realmente le importa. Trate de conectar con esa emoción positiva que hay detrás del estrés.
3.) Hacer uso de la energía que el estrés le otorga.


La visión popular del estrés es que provoca una respuesta de lucha o huida. Es decir, cuando usted experimenta estrés, su cuerpo se prepara para luchar contra él o tratar de escaparle. En realidad, existen varios tipos diferentes de respuestas al estrés. Por ejemplo, un factor de estrés puede motivar, aumentar su confianza o ayudarle a aprender de los errores.
Es hora de que comencemos a hablar de una forma más equilibrada sobre el estrés. Si bien existe el estrés crónico que no es bueno para nuestra salud mental o física, hay mucho más que aquello de que “el estrés es malo para la salud”.

Referencia: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22201278