La vesícula biliar es como una pequeña bolsa de almacenamiento en forma de pera. Se encuentra debajo del hígado y se encarga de retener la bilis hasta que el intestino delgado la necesite para ayudar a descomponer las grasas.
Después de comer alimentos grasos, la vesícula se contrae
para bombear bilis hacia el intestino delgado y poder hacer la digestión.
Cuando las personas desarrollan algún problema en este órgano, generalmente
pueden ser dos cosas: cálculos biliares, algo bastante común o cáncer, que en
la vesícula es bastante raro.
¿Qué son los cálculos biliares?
En la mayoría de los casos, los cálculos biliares son
pequeños trozos de colesterol cristalizado. Muchas personas los tienen y ni
siquiera lo saben, por lo general, los síntomas se hacen notar cuando las
piedras se atascan en la salida estrecha de la vesícula o en los conductos que
drenan el órgano.
¿Por qué las mujeres tienen más cálculos biliares?
Esto es especialmente cierto a medida que la persona
envejece. Los cálculos biliares ocurren en 1 de cada 4 mujeres mayores de 60
años. Se cree que la hormona femenina estrógeno estimula al hígado para enviar
más colesterol junto con la bilis. Además, el embarazo eleva el riesgo, ya que
la hormona progesterona (que se secreta durante el embarazo) disminuye la
contracción de la vesícula biliar, esto puede estancar bilis en el órgano y
precipitar la aparición de piedras.
¿Cuáles son los grupos de mayor riesgo?
Algunas personas están más predispuestas a los cálculos
biliares, pero la mayoría de estos casos no están relacionados con la genética.
Por ejemplo, el tamaño de la cintura (sobre todo en el sexo femenino) puede
influir. Una investigación de 2013 realizada entre casi 800 mujeres, encontró que a mayor
índice de masa corporal (IMC) más probabilidades de desarrollar cálculos
biliares.
La diabetes también eleva el riesgo, así como la cirugía
bariática y cuando una persona pierde una gran cantidad de peso (los cálculos
biliares son una de las cosas a cuidar cuando un individuo tiene una pérdida de
peso extrema).
Pero lo cierto es que la mayoría de las personas que sufren
de cálculos no están en ningún grupo de riesgo, por tanto, es de suponer que la
ciencia todavía desconoce algunas de las razones que llevan a esta patología.
¿Cómo se tratan los cálculos biliares?
Es frecuente que los médicos descubran los cálculos biliares
por casualidad, mientras buscan otra cosa. En este caso, por lo general, optan
por dejarlos allí. En cambio, si la persona está experimentando síntomas, es
probable que el médico sugierá una colecistectomía (operación para extirpar la
vesícula biliar). Por suerte este órgano no es esencial, una vez que ha sido
extirpado, la bilis fluye directamente desde el hígado hacia el intestino delgado.
Para personas que por algún motivo no pueden someterse a
cirugía existen algunos medicamentos orales, aunque éstos pueden tardar meses o
años para que den algún tipo de resultado.
En los años 80 se llegó a utilizar las ondas de sonido para
pulverizar las piedras, pero este procedimiento ya no se utiliza.
Síntomas más comunes de la existencia de cálculos biliares
Dolor en el abdomen (del lado derecho): Allí es donde se
encuentra la vesícula biliar, justo debajo del hígado. Un dolor repentino y muy
agudo en ese lugar podría significar que las piedras están causando una
obstrucción. Un dolor en el centro del abdomen también podría ser un signo de
cálculos biliares.
Fiebre con escalofríos y dolor abdominal: Una obstrucción
por cálculos biliares puede causar una acumulación de bilis en la vesícula,
esto puede conducir a una infección llamada colecistitis. Dolor abdominal,
escalofríos y una fiebre de 38 grados o más, son los síntomas clásicos, a veces
pueden aparecer después de una comida abundante.
Hay una variedad de formas de detectar este problema,
incluyendo un análisis de sangre y una exploración que rastrea el flujo de
bilis. El tratamiento puede involucrar antibióticos y medicamentos (en ayunas) para
el dolor, hasta que la inflamación disminuya.
Cambio de color en orina y heces: Las sales biliares son las
que dan a las heces el color marrón. Si éstas son más pálidas de lo común o de
color arcilla, podría indicar que un cálculo está bloqueando el conducto
biliar.
La orina también puede ser un indicador, ya que cuando hay
un exceso de producción de bilis, la orina puede ser más oscura de lo normal.
Coloración amarillenta de la piel y los ojos: La ictericia
puede ser una señal de cálculos biliares, pero cuando es acompañada de dolor
abdominal y pérdida de peso, puede ser un síntoma de cáncer de vesícula. Si un
tumor está bloqueando el flujo de la bilis, el líquido de color amarillo oscuro
se puede acumular en el cuerpo y dar a la piel y la parte blanca de los ojos un
tinte amarillento. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la ictericia es causada
con mayor frecuencia por una hepatitis que por un cáncer. En cualquier caso, es
una buena idea consultar al médico de inmediato.
Pólipos en la vesícula biliar
Los pólipos de la vesícula biliar son carnosidades en el
interior de la pared de la misma. Se pueden observar con ultrasonido, a menudo se
descubren cuando se está investigando otro problema. La mayoría de los casos no
son preocupantes, pero si el pólipo es de gran tamaño se corre el riesgo de que
se transforme en un tumor. En este caso, el médico puede recomendar la
extirpación de la vesícula biliar.
Cáncer de vesícula biliar
Los individuos que tienen un historial de cálculos biliares
o grandes pólipos, son más propensos a desarrollar cáncer en este órgano, pero
incluso en este grupo el riesgo es muy pequeño. Sin embargo, las personas que
han padecido problemas de vesícula en el pasado y comienzan a experimentar
dolor o hinchazón abdominal, fiebre, náuseas o pérdida de peso inexplicable,
una cita lo más rápido posible con el médico sería altamente recomendable.