Un consumo elevado de azúcar durante el embarazo aumenta la incidencia de alergia y asma en el hijo

Una mayor ingesta materna de azúcar en el embarazo aumenta el riesgo de alergia y asma en su hijo, independientemente de la ingesta de azúcar en la primera infancia.



Este nuevo estudio tuvo como objetivo investigar la relación entre la ingesta materna de azúcar durante el embarazo y el riesgo de alergia y asma en los niños. Dicho sondeo forma parte del Estudio Longitudinal Avon de Padres y Niños (ALSPAC).


El Estudio Longitudinal Avon de Padres y Niños (ALSPAC) es una investigación basada en cuestionarios y estudios clínicos anuales sobre casi 14 mil niños (y ambos padres) nacidos a partir del año 1991 en el municipio de Avon (Reino Unido).


Ha habido un considerable interés en el papel de la dieta materna durante el embarazo en la etiología del asma infantil y la atopia (predisposición genética a padecer alergias). Los estudios anteriores se han centrado particularmente en los efectos potencialmente beneficiosos de los antioxidantes, siguiendo la hipótesis de que una disminución de la ingesta de antioxidantes en los países occidentales ha llevado a una reducción de las defensas y, por tanto, a un aumento de asma y alergias en las últimas décadas.
Una hipótesis alternativa, que ha recibido menos atención, es que la epidemia de asma y alergia en los países occidentales podría explicarse, en parte, por el aumento de la ingesta de alimentos que pueden ser perjudiciales.

Entre los años 1970 y 2000, hubo un aumento del 25% en el consumo per cápita de todos los azúcares refinados en los países industrializados.
Mientras que a los niños con un alto consumo de bebidas azucaradas se les ha relacionado con el asma y particularmente el asma atópica, la relación entre el consumo materno total de azúcar durante el embarazo y problemas respiratorios en sus hijos no habían sido estudiados.


Una investigación anterior había informado de una correlación entre el consumo perinatal de azúcar y síntomas graves de asma infantil, pero no pudo abordar específicamente la ingesta de azúcar materna en el embarazo. Otro estudio realizado en Dinamarca analizó la relación entre el consumo de refrescos durante el embarazo (pero no la ingesta total de azúcar) y la rinitis alérgica.
  

En cambio, en este nuevo sondeo, se analizaron las asociaciones entre la ingesta materna en el embarazo (estimada mediante un análisis de frecuencia alimentaria) y los diagnósticos de asma, rinitis alérgica, eccemas, reacciones alérgicas, sibilancias, análisis de inmunoglobulina E (IgE) y función pulmonar en niños de entre 7 y 9 años.


La investigación

Los datos sobre la dieta materna durante el embarazo abarcaron la frecuencia semanal de consumo de 43 grupos de alimentos, además se hicieron preguntas más detalladas sobre el consumo diario de otros ocho alimentos básicos. El análisis alimentario se utilizó para evaluar la ingesta total de energía y el consumo diario de nutrientes, para de esta manera estimar la ingesta diaria de azúcar. A partir de estas estimaciones se clasificaron a las mujeres en cuatro categorías.

Entre los niños, al momento de la investigación, el 12,2% tenía diagnóstico de asma, el 10,7% tenía sibilancias, el 8,8% tenía rinitis alérgica, el 16,2% tenía eccema, el 21,5% tenía alergias y el 61,8% no tenía ninguno de estas cinco patologías.

En cuanto a las madres durante el embarazo, aquellas mujeres que estaban en la categoría de menor consumo de azúcar tenían un menor IMC (índice de masa corporal) previo al embarazo, mayor consumo de energía total y, proporcionalmente, ganaron menos peso durante el embarazo que las mujeres con mayor consumo de azúcar. Además, sus hijos tenían más probabilidades de haber pesado menos al nacer y de haber tenido un IMC normal a la edad de 7 años.

Haciendo un cruzamiento de datos entre madres e hijos, se desprende que hubo evidencia positiva entre la ingesta de azúcar durante el embarazo y el asma y la sibilancia, y una evidencia más fuerte con reacciones alérgicas y asma atópico. No hubo asociación con eczema y rinitis alérgica.


Referencia:
http://erj.ersjournals.com/content/50/1/1700073


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