¿Es la aterosclerosis una enfermedad autoinmune?: Una dieta alta en grasas saturadas agota a las células inmunitarias que protegen las arterias

aterosclerosis

Una investigación del Instituto La Jolla para alergias e inmunología muestra cómo una dieta alta en grasas saturadas reduce las células inmunes protectoras de las arterias, convirtiéndolas en promotoras de la inflamación, lo que exacerba la acumulación de placa aterosclerótica. El equipo también descubrió que las lipoproteínas de alta densidad (HDL), más comúnmente conocidas como "colesterol bueno", contrarrestan este proceso, ayudando a las células inmunes protectoras a mantener su identidad y mantener las arterias limpias.

El estudio, publicado la semana pasada en la revista “Nature Communications” fue realizado por un equipo liderado por la investigadora Dalia Gaddis.

La inflamación es un factor clave en el endurecimiento y estrechamiento de las arterias, conocido como aterosclerosis, una afección que puede provocar un ataque cardíaco o un derrame cerebral. Los autores del estudio están investigando los roles que juegan las células inmunes en este proceso y cómo la función de diferentes células inmunitarias puede cambiar a medida que avanza la aterosclerosis.
"La gente piensa que la aterosclerosis es solo colesterol, dieta y ejercicio, pero en realidad es una enfermedad autoinmune", dice Gaddis. "El bloqueo de las arterias se debe, en gran medida, a que el sistema inmunológico reacciona al exceso de colesterol y lípidos en las paredes de los vasos sanguíneos".

Los diferentes subconjuntos de células inmunes tienen funciones opuestas en la aterosclerosis: algunos contribuyen a la acumulación de placas y otros protegen contra ella, explica Gaddis. En el estudio actual, los investigadores se enfocaron en células protectoras llamadas células T reguladoras o Tregs.


Las Tregs previenen el desarrollo de la aterosclerosis. Pero los investigadores descubrieron que cuando los ratones son alimentados con una dieta rica en grasas saturadas, su número disminuye considerablemente.


Los investigadores querían rastrear las células T reguladoras en ratones durante este proceso para descubrir qué estaba sucediendo. Por lo general, los científicos buscan una proteína llamada Foxp3 para identificar las células T reguladoras, pero este marcador se pierde cuando las células se reprograman en otro tipo de células. Entonces se usaron ratones en los que las células T reguladoras se marcarían con dos marcadores fluorescentes. Uno, un marcador amarillo en la proteína Foxp3, les permitió reconocer fácilmente todas las células T reguladoras. La segunda etiqueta -una roja- también sería producida por células T reguladoras y luego retenida independientemente de su destino, lo que permitiría al equipo rastrear las células de los vasos sanguíneos y las placas ateroscleróticas, incluso si cambiaran su identidad y dejaran de producir Foxp3.

Para comenzar el experimento, se alimentaron a algunos de los ratones con una dieta rica en grasas saturadas. Después de 15 semanas, se examinó las células inmunes de los roedores. Las diferencias fueron claras, se encontraron células T reguladoras en la aorta (la arteria grande que transporta la sangre desde el corazón al resto del cuerpo) de todos los ratones. Pero en los animales que habían consumido la dieta alta en grasas, también se encontraron cantidades significativas de "ex Tregs" en los ganglios linfáticos y la aorta.

Los análisis moleculares revelaron que algunas de las células T reguladoras se habían convertido en células T auxiliares foliculares (Tfh). Estos son componentes críticos del sistema inmunitario que ayudan al cuerpo a combatir infecciones virales y bacterianas. Poco se sabía, sin embargo, sobre cómo afectaban a la aterosclerosis.
En nuevos experimentos los autores  observaron que las células Tfh promueven la aterosclerosis. Al bloquear la generación de células Tfh, los científicos pudieron reducir el desarrollo de placas en las arterias de ratones alimentados mayoritariamente con grasas saturadas.

En el siguiente paso el equipo quería saber si el HDL (colesterol bueno), podría proteger contra la aterosclerosis al evitar la pérdida de células T reguladoras. Pusieron a prueba esta idea administrando el componente principal de HDL, una proteína llamada apolipoproteína AI, a sus ratones. Con este tratamiento, las células T reguladoras resistieron los efectos de la dieta alta en grasas y no se transformaron en células Tfh.

Este estudio ofrece una imagen más clara de cómo la dieta y el sistema inmunitario interactúan para dar forma al riesgo cardiovascular.
"Con una dieta rica en grasas saturadas, las células protectoras cambian a células dañinas, causando más inflamación", dice Gaddis. "Lo que estamos descubriendo es que el HDL ayuda a preservar las células protectoras contra los cambios dañinos que ocurren durante el desarrollo de la placa de aterosclerosis".


Referencia:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/29545616


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