Si hurgamos en cualquier baño o armario de limpieza es muy probable que encontremos algún producto químico antimicrobiano. Y también será muy probable que dicho producto contenga triclosán, un químico que está presente en el 75% de los jabones antibacterianos y en una variedad de otros productos, desde juguetes a pasta dental.
Una investigación realizada por el Departamento de Biología
de la Universidad
de Stanford (EEUU) determinó que el 75% de las personas analizadas presentó
rastros de triclosán en su orina. Sin embargo, a pesar de su omnipresencia, los
científicos todavía no conocen en profundidad sus efectos en la salud.
En un artículo publicado la semana pasada en la revista
‘Science’ dos microbiólogos de la Universidad de Chicago, Alyson Yee y Jack
Gilbert, hicieron un llamado de atención sobre los pocos datos que se tienen
sobre la incidencia en la salud de esta sustancia. Está claro que
nuestra exposición a ciertos productos químicos afecta nuestra microbioma
(microorganismos que se encuentran, de manera natural, en nuestro organismo,
especialmente en el tracto gastrointestinal) y el triclosán no es la excepción.
La alteración de la flora microbiana está relacionada con
distintas patologías, por ejemplo, con trastornos neurológicos, artritis,
alergias, obesidad y el síndrome del intestino irritable, entre otras.
En el artículo de Yee y Gilbert, dejan en evidencia lo
simple que es entrar en contacto con este producto, está presente en toallitas
femeninas, pasta de dientes, cosméticos, detergentes, juguetes y jabones de
manos. También muestran con que facilidad penetra en la piel o con que
sencillez entra en contacto con la boca a través de un cepillo de dientes o una
mano contaminada. Incluso, un estudio del año pasado, encontró evidencia de la
presencia de triclosán en niños recién nacidos que aún no habían abandonado los
centros hospitalarios, que dependen en gran medida de antimicrobianos para frenar
la propagación de gérmenes en pacientes vulnerables. En estos casos, una
exposición temprana, mientras se está estableciendo el microbioma, puede tener
consecuencias de alto impacto para la salud, incluso en el largo plazo.
Otra consecuencia importante que se conoce del triclosán es
que tiene la capacidad de desarrollar resistencia a medicamentos, ya que es un
estimulante de microbios que son resistentes a ciertos principios activos de
algunas medicinas. Sin embargo, los investigadores aseguran que el daño
potencialmente más sigiloso del triclosán es a la flora microbiana intestinal.
En el estudio realizado por la Universidad de
Stanford se trató de observar los efectos de este químico en las personas. Se
capacitó a un grupo de 12 voluntarios para que no utilizaran ningún producto
que contenga triclosán durante cuatro meses. Análisis previos y posteriores de
la microbioma intestinal y bucal de los individuos determino que si bien en la
mayoría de ellos la flora intestinal se recupera después de la retirada del
triclosán, algo que llamó la atención a los autores del estudio fue que cuatro
meses después de dejar de utilizar objetos con este químico, éste todavía
estaba presente en la orina de la mayoría de los participantes.
Mientras tanto, algunos entes reguladores ya han comenzado a
preocuparse por el problema, por ejemplo, la Unión Europea y el estado de
Minnesota en Estados Unidos ya han aprobado prohibiciones parciales sobre el
triclosán en productos comerciales. También la Administración de
Alimentos y Fármacos de Estados Unidos está revisando datos sobre la seguridad
de este químico en jabones de tocador antibacterianos.
Un punto importante que hay que tener en claro sobre este
tema: los estudios han encontrado que bajo condiciones normales de lavado de
manos, los jabones antibacterianos no son mejores para limpiar las manos de
bacterias que el jabón común.
Por tanto, la recomendación es clara y sencilla: no utilice
artículos, sobre todo jabones y pastas dentales, que contengan triclosán.
Referencia:
http://medicalxpress.com/news/2016-07-jury-antibacterial-chemical-impacts-microbiome.html
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