Convivir con mascotas puede enriquecer el microbioma del bebé, esto puede hacer que disminuyan las probabilidades de desarrollar ciertas patologías, desde asma hasta obesidad.
Dos décadas de investigación han dejado en claro que los
niños que crecen conviviendo con perros tienen tasas más bajas de asma. Muchos
investigadores atribuyen este hallazgo a la hipótesis de higiene: la idea de
que la exposición a un poco de suciedad temprana en la vida puede evitar
enfermedades (sobre todo alérgicas) que pueden aparecer más adelante.
En 2013, un equipo de epidemiólogos pediátricos de la Universidad de Alberta
(Canadá) evaluó los diferentes microbios
presentes en 24 muestras fecales de niños de 4 meses. 15 de los bebés vivían en
casas con al menos un perro o un gato.
Los investigadores hallaron que los bebés que convivían con
mascotas tenían una mayor diversidad de microbios en los intestinos que los bebés
sin mascotas. Unas décadas atrás, estos hallazgos habrían sido motivo de
alarma. Los microbios, se pensaba, que era mejor mantenerlos a raya. Una
historia familiar de alergias podría, incluso, haber incitado a los médicos a
aconsejar a los futuros padres a renunciar a la mascota de la familia. Pero
ahora se sabe que el sistema inmune se
desarrolla junto con el microbioma intestinal, la comunidad de microorganismos
que viven en el intestino.
La falta de exposición a los microbios es especialmente problemática
en los países desarrollados, donde las personas pasan la mayor parte de su
tiempo en interiores. Los investigadores están comenzando a sospechar que los
perros presentan una manera sana para que la gente fortalezca con seguridad el
ambiente de un bebé.
La teoría
En los países desarrollados, la incidencia de enfermedades
alérgicas y autoinmunes ha estado aumentando durante las últimas décadas. En
1989, David Strachan, un epidemiólogo de la Universidad St.
George's, de Londres, halló que los niños que crecieron con más hermanos tenían
tasas más bajas de fiebre del heno que aquellos que crecieron solos. Strachan,
quien introdujo la hipótesis de la higiene, propuso que el aumento de las
enfermedades alérgicas fue el resultado de ambientes más limpios provocados, en
parte, por estándares más altos de limpieza personal.
Muchos investigadores han confirmado desde entonces que la
exposición a un poco de suciedad (a través de hermanos, crecer en una granja o
con alguna mascota) puede ser beneficioso e incluso evitar ciertas
enfermedades. Por ejemplo, en 2015, los investigadores cuantificaron la
reducción del riesgo de asma en niños que crecieron con perros. Los
investigadores recorrieron los registros de niños nacidos en Suecia entre 2001
y 2010. De los 275.000 niños en edad escolar, los investigadores encontraron
que los hijos de las familias propietarias de perros tuvieron un 14% menos de
probabilidad de desarrollar asma que los niños que crecieron sin un perro.
Algunos investigadores sospechan que nuestra larga
asociación evolutiva con los perros significó que los microbios humanos y
caninos se pueden haber desarrollado en tándem. Es decir, el microbioma de un
bebé que crece sin un perro (y de un cachorro creciendo sin un ser humano
cerca) es, en cierto sentido, incompleto.
Clasificar cómo los microbios del perro benefician a los
seres humanos es difícil. Pero a esta altura es bastante consistente que el
intercambio de bacterias no patógenas durante largos períodos de tiempo podría
ser más común de lo que se piensa.
La investigación de Strachan
Strachan y su equipo compararon los microbios de la piel, la
lengua e intestinos de 159 personas y 36 perros en 60 familias. Lo que
encontraron fue que los microbiomas de la piel de las personas de las familias
con al menos un perro eran más similares entre sí que los microbiomas de los
miembros de las familias sin perro. En otras palabras, los perros estaban
sirviendo como agentes de transferencia microbiana. Además, los dueños de
perros tenían niveles más bajos de citoquinas inflamatorias que están
implicadas en la depresión, demencia, diabetes, cáncer y enfermedad
cardiovascular
Aunque hace falta más investigación, todo lleva a indicar
que las mascotas hogareñas impactan favorablemente en los sistemas inmunológicos
de las personas a través del microbioma.
Referencia:
http://aacijournal.biomedcentral.com/articles/10.1186/1710-1492-9-15
No hay comentarios:
Publicar un comentario