Los pros y las contras para la salud de consumir comida picante


La comida picante como parte de nuestra alimentación tiene su lado bueno y su lado malo. Veamos lo positivo y lo negativo para la salud de consumir alimentos picantes. 


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Lo bueno


Aumenta la longevidad:

Un estudio realizado en China que concluyó el año pasado, encontró que las personas que agregaban algún aderezo picante entre cinco y seis veces a la semana a sus comidas redujeron su riesgo de muerte un 14% durante el transcurso de la investigación (en total duró 7 años) en comparación con las personas que no consumían alimentos picantes. En cambio, las personas que agregaban picantes a su comida sólo dos días a la semana redujeron el riesgo de muerte en un 10%.


Pérdida de peso:

Distintas investigaciones han demostrado que los pimientos picantes pueden ayudar a disminuir el apetito y acelerar el metabolismo. En un estudio de 2011, investigadores de la Universidad de Purdue (Indiana, EEUU) encontraron que las personas se sentían más saciadas después de comer picante. Un estudio anterior había encontrado que la gente tiende a comer menos grasa después de comer comida picante. Esto es porque la capsaicina, el ingrediente que produce la sensación de quemazón en la boca, tiene la capacidad de acelerar el metabolismo. Además, un estudio de la UCLA del año 2009 explica que el consumo de picantes obliga a que la persona coma más lentamente, esto puede lograr darle más tiempo a las señales de saciedad para que lleguen al cerebro.


Alivio de dolores:

Muchas personas han notado que se les ha calmado o disminuido algún dolor después de comer una comida picante. Este efecto se produce porque la capsaicina provoca la liberación de endorfinas en el cerebro. Las endorfinas son neurotransmisores opioides producidos en el sistema nervioso central que tienen la capacidad de modular la temperatura corporal, el hambre y el dolor físico.


Efectos antiinflamatorios:

Existen investigaciones que sugieren que la capsaicina puede ayudar en casos de enfermedades autoinmunes, como por ejemplo la artritis reumatoide. No es casual que este tipo de enfermedades sean menos comunes en países donde se consume gran cantidad de comida picante.


Efectos antimicrobianos:

Algunos componentes químicos de los alimentos picantes tienen efectos antibacterianos y también antifúngicos (evita o detiene el desarrollo de hongos). Es por esta razón que los pimientos picantes se utilizaban como conservantes de alimentos.



Lo malo


Quemaduras en la boca:

Si los pimientos son demasiado fuertes, no sólo le puede dejar una molesta sensación de picor en la boca, sino que también le pueden quemar las papilas gustativas. Afortunadamente, este efecto es temporal, ya que las papilas se regeneran con bastante rapidez. A corto plazo, la mejor manera de apaciguar una quemazón en su boca producto de una comida muy picante es con leche, y asegúrese de que sea leche entera, no descremada, ya que la capsaicina se une a las moléculas de la grasa de la leche.


Anticoagulante:

Otra característica de la capsaicina es que es un anticoagulante natural. Esto no es un problema para la mayoría de la gente, incluso se podría decir que es beneficioso. Pero si la persona se encuentra consumiendo algún medicamento anticoagulante, como la warfarina por ejemplo, podría causar un excesivo adelgazamiento de la sangre.


Evitar si tiene hemorroides:

Mucha gente suele relacionar a la comida picante como causante de hemorroides, esto es falso, el consumo de picante no provoca hemorroides. El problema aquí es que, una de las características (desafortunada) de la capsaicina es que no se degrada a medida que pasa a través del sistema digestivo. Esto puede ocasionar fuertes molestias en la zona anal de las personas que tienen hemorroides. 


Correr: 6 lesiones comunes y cómo prevenirlas


Cuando se hace correctamente, correr es una de las actividades físicas más beneficiosas que podemos hacer. 


correr lesiones


Es sabido que el ejercicio aeróbico tiene muchos beneficios para la salud, por ejemplo, mejora la aptitud cardiovascular y la fuerza muscular en general, por no hablar de la “euforia del corredor” ya que esta actividad libera una serie de químicos en el cerebro que hacen sentir a la persona un momento placentero.

Pero también debemos mirar la otra cara de la moneda: las lesiones.
La mayoría de las lesiones por correr observadas por los médicos deportólogos son las llamadas lesiones por sobrecarga. Dichas lesiones son debido al estrés crónico en un área particular del cuerpo y no necesariamente se producen por un uso desmedido.

Este tipo de lesiones se producen muchas veces por cambios repentinos en el entrenamiento, tanto en el kilometraje como en la intensidad.
Una medida preventiva es reducir la brusquedad de la marcha y elegir mejores superficies para el ejercicio, la hierba y los senderos suaves son mejor que el hormigón y las pistas duras. También es importante realizar un buen calentamiento previo. Por último, el sueño y la nutrición adecuada son vitales para permitir que el cuerpo se recupere de las microlesiones que ocasionan este tipo de actividad.  

Pero incluso tomando medidas preventivas adecuadas, muchos corredores sucumben a distintas lesiones. Veamos las seis más comunes y qué se puede hacer para prevenirlas o tratarlas. 


1.) Síndrome de dolor patelofemoral

También llamada “rodilla de corredor” es la lesión más común en estos casos, se produce cuando la rótula no se alinea correctamente con el hueso del muslo mientras corre. Esto da lugar a dolor en la parte delantera de la rodilla, que suele ser peor en el inicio de la carrera, mejorando durante la mitad de la carrera, y duele más después de finalizar.
La solución sería reducir el kilometraje y la intensidad, evitando rutas empinadas como colinas, etc. y la utilización de una superficie suave. Reducir la carga de las rodillas por un tiempo sustituyendo el ejercicio por otro de menos impacto, ciclismo o natación por ejemplo. Un antiinflamatorio no esteroideo es una buena opción para el dolor.


2.) Síndrome de estrés medial de la tibia

Los “calambres en las piernas” se producen cuando los músculos que rodean la tibia tiran durante las contracciones repetitivas.
La solución aquí es similar al anterior, reducir kilometraje e intensidad, correr en superficies blandas y comenzar un entrenamiento de bajo impacto. También se recomienda hielo. Hay que tener en cuenta que los calambres en las piernas también pueden ser causados por la pronación del tobillo y/o pie plano.
El calzado con un arco de soporte adecuado es esencial para la prevención de calambres en las piernas de los corredores.


3.) Síndrome de la cintilla iliotibial

Este síndrome se presenta con dolor en la parte exterior de la rodilla. La banda iliotibial es una franja de tejido que se extiende desde el exterior de la cadera hasta la rodilla. Durante el ejercicio se mueve entre la parte delantera y posterior de la rodilla (durante la flexión de la rodilla). Esto puede conducir a fricción y dolor.
La solución consiste en evitar el terreno que aumente la tensión en la parte exterior de las rodillas, es decir, pistas de materiales duros, hormigón, etc. Un calzado desgastado también puede aumentar la tensión en la rodilla.


4.) Tendinitis en el tendón de Aquiles

El tendón de Aquiles es la unión entre el músculo de la pantorrilla y el hueso del talón. El tendón de Aquiles es vital para la flexión del pie. Con el tiempo, el tendón puede resultar lesionado por una flexión plantar repetitiva.
La solución para mantener el tendón sano es correr en suelos suaves. Si existe dolor, hielo y antiinflamatorios no esteroideos pueden ser útiles. También se puede realizar una terapia física destinada a fortalecer el tendón, estos ejercicios se pueden hacer subiendo y bajando el talón lentamente con la punta de los pies apoyada en el borde de un escalón.


5.) Fascitis plantar

La fascitis plantar es la inflamación del tejido blando que se extiende a lo largo de la parte inferior del pie (planta del pie). Esta patología produce, por lo general, un dolor en la parte inferior del talón y tiende a agravarse con el paso de los días.
La solución para esto es reposo y hielo. Una buena solución es rodar bajo la planta del pie una esfera dura, como por ejemplo una pelota de tenis. Si esto no funciona, consulte a su médico.


6.) Fractura por estrés

Se conoce como fractura por estrés al micro traumatismo óseo de bajo impacto. El tejido óseo está formado fundamentalmente por una material elástico: el colágeno. Dicho material se recompone continuamente debido a los pequeños daños que se producen en los huesos al hacer ejercicio. Pero si la actividad física es muy intensa, el daño rebasará a la capacidad de reconstrucción del hueso. Es aquí cuando se crea la fractura por estrés. El hueso que más se asocia a esta patología es la tibia, aunque los huesos de cadera, muslo, tobillos y pies también pueden verse afectados. El dolor por estas micro fracturas empeoran en el transcurso del entrenamiento, después e incluso hasta el día siguiente.
Si sospecha que puede sufrir fractura por estrés, debe ponerse en contacto con un médico, que puede ordenar una radiografía o resonancia magnética para evaluar si hay daño. Generalmente se trata con una bota de yeso para caminar o muletas, dependiendo de la ubicación y el dolor. A medida que la fractura vaya sanando, podrá volver gradualmente a los entrenamientos. 


Ejercicio físico y vitamina C combinados reducen riesgo de síndrome metabólico


Un reciente estudio sugiere que el efecto del ejercicio físico sobre el síndrome metabólico se puede mejorar mediante concentraciones de vitamina C en el plasma. Por lo tanto, se examinó el efecto combinado de la actividad física y una dieta rica en vitamina C en el riesgo de síndrome metabólico.


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¿Qué es el síndrome metabólico?

El síndrome metabólico describe un grupo de factores que aumentan el riesgo de enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular y diabetes. La palabra metabólico se refiere a los procesos bioquímicos que ocurren normalmente en el cuerpo. Los problemas surgen cuando hay condiciones, patologías o hábitos que generan un desfasaje en dichos procesos y aumentan las probabilidades de desarrollar una enfermedad.


¿Cuáles son los factores de riesgo?

  • Una cintura grande: las personas que tienen obesidad abdominal presentan mayores niveles de riesgo que una persona con exceso de grasa en otras partes del cuerpo o sin exceso de peso.
  • Triglicéridos altos: Los triglicéridos son un tipo de grasa que se encuentra en el torrente sanguíneo y en el tejido adiposo. Su exceso (más de 150 mg/dL) podría representar un riesgo de alguna de las enfermedades asociadas con el síndrome metabólico.
  • Presión arterial alta: Cuando la sangre ejerce más presión que lo normal contra las paredes de las arterias, éstas podrían sufrir un daño.
  • Colesterol: Las personas con bajos niveles de colesterol HDL (menos de 40 mg/dL en hombres y de 50 mg/dL en mujeres), tienden a tener mayor acumulación de grasa en las arterias debido a que este tipo de colesterol es, precisamente, el que las limpia.
  • Azúcar en la sangre: Una señal temprana de diabetes son los niveles altos de glucosa en la sangre por encima de 100 mg/dL en ayunas.


Para ser diagnosticado con síndrome metabólico es necesario tener, al menos, tres de estos síntomas.
La genética (antecedentes familiares de síndrome metabólico) también puede representar un factor de riesgo. La edad también juega un papel ya que a mayor edad, mayor son las probabilidades de padecerlo.
En general, una persona con síndrome metabólico es probable que sea un individuo con sobrepeso u obesidad y no realice ningún ejercicio físico. En el mundo desarrollado se calcula que cerca del 25% de las personas lo padecen.


El estudio

Los investigadores tomaron los resultados de más de 22 mil personas mayores de 20 años a partir de una investigación sobre evaluación de nutrición realizada en Corea del Sur. Los participantes fueron clasificados en cuatro grupos en función de sus niveles de actividad física y dieta. Concretamente el consumo de vitamina C se evaluó mediante un recordatorio cada 24 horas.
Los investigadores encontraron que la actividad física es muy beneficiosa, al igual que la vitamina C, pero eran aún más eficaces cuando se las combinaba, es decir, los autores del estudio observaron que las personas que consumían buenos niveles de vitamina C y realizaban alguna actividad física aeróbica (caminar, correr, andar en bicicleta, etc.) presentaban un menor riesgo de padecer síndrome metabólico.

Este no es el primer estudio que establece un vínculo entre el síndrome metabólico y vitamina C. Otra investigación realizada en 2012 por la Universidad de Reading (Reino Unido) determinó que las mujeres con altos niveles de vitamina C, eran menos propensas a padecer síndrome metabólico. En concreto, aquellas mujeres que tenían buenos niveles de esta vitamina mostraban un 21% menos de probabilidades de padecer síndrome metabólico. Es interesante saber que los niveles de vitaminas no afectaron a los hombres de la misma manera.
Un tercer estudio del año 2009, que analizó la ingesta de antioxidantes en personas que recibían chequeos regulares, ya había determinado que la baja ingesta de vitamina C conducía al síndrome metabólico, y que el selenio tiene un efecto beneficioso moderado.


Conclusión

La actividad física y la ingesta dietética de vitamina C están asociadas a un menor riesgo de síndrome metabólico. Los resultados sugieren, además, que una combinación de estos dos factores puede ayudar a prevenir con mayor eficacia esta patología.

  
Referencia: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26980481


¿Cómo experimentan los hombres los trastornos de alimentación?


Muchas personas asocian la restricción de alimentos y la ansiedad relacionada con los métodos para alterar el peso, de una forma u otra, con la mujer. 



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Y este sesgo no está muy distanciado de la realidad. Una investigación reciente encontró que, en los países desarrollados, aproximadamente el 9% de las mujeres y sólo el 0,3% de los hombres han presentado síntomas de anorexia en algún momento de sus vidas, mientras que el 1,6% de las mujeres y el 0,4% de los hombres padecen bulimia.

Pero la suposición de que los hombres no son tan propensos a tener una relación poco saludable con la comida o de sufrir inconvenientes con la imagen corporal, puede impedir ver las señales de un problema que sí existe.

Dicho esto, los comportamientos de los hombres que padecen desórdenes de alimentación no siempre se parecen a los típicos patrones de esfuerzos para adelgazar observados en trastornos de conductas alimentarias de las mujeres. En lugar de hacer estragos en su bienestar físico y emocional mediante la búsqueda de cuerpos cada vez más flacos, muchos hombres enferman emocionalmente en la búsqueda de una mejor musculatura. Y en vez de morir de hambre o comer compulsivamente para después purgarse, estos hombres generalmente recurren a cantidades excesivas de suplementos, intercambiando comidas "reales" con reemplazos que pretenden ayudar a ganar músculo y perder grasas, al mismo tiempo que realizan extensas jornadas en el gimnasio para aumentar la masa muscular.

Una reciente investigación realizada por el psicólogo clínico Richard Achiro, echa un vistazo más de cerca en la forma que los trastornos alimentarios se manifiestan en los hombres. En particular, el excesivo consumo de suplementos (estamos hablando de suplementos legales) que se pueden encontrar en cualquier tienda especializada, como proteínas en polvo, barras energéticas o alimentos potenciadores, vinculados con el excesivo tiempo en un gimnasio, una combinación muy común en hombres con desórdenes alimenticios.

Achiro estudió a 195 individuos mayores de 18 años, todos ellos habían consumido algún tipo de suplemento en los últimos 30 días y habían concurrido al menos tres veces al gimnasio en la última semana.
De todos estos casos, menos del 30% expresó su preocupación por el uso de suplementos alimenticios. El 8% había sido informado por un médico de los efectos secundarios adversos de dichos suplementos. Y el 4% había estado hospitalizado al menos una vez en el último año debido a problemas renales o hepáticos como resultado del consumo excesivo de suplementos. 

¿Qué es lo que impulsa a los hombres a consumir estos batidos, polvos o pastillas para mejorar su musculatura? Así como a las mujeres se las bombardea con anuncios sobre cómo bajar de peso cuando se acerca la temporada de verano, las mismas presiones culturales impulsan al sexo masculino a poseer un cuerpo más musculoso y viril. Pero sin dudas, los principales responsables, en ambos sexos, son la baja autoestima y los conflictos en torno a la propia función e identidad de género. Es decir, el uso excesivo de suplementos es algo más que la búsqueda de un buen cuerpo, tiene que ver con los problemas subyacentes propios del sentido del ser "masculino".

Por supuesto que beber un batido de proteínas después de un entrenamiento o consumir una barra energética antes de levantar peso, no significa estar frente a un trastorno alimentario. Sino que, es la rigidez que rodea el uso de estos suplementos lo que enciende la luz de alarma. Y sobre todo, cuando esta rutina interfiere con las relaciones personales, el bienestar emocional, el trabajo y la salud física.

¿Existe una solución para este problema? Achiro apunta a la terapia psicodinámica como una forma de ayudar a estos individuos a comprender los motivos que los están impulsando a consumir un exceso de suplementos.
Es importante recordar que muchos de los comportamientos vinculados a desórdenes alimenticios son intentos de controlar episodios de depresión o ansiedad. Es decir, un intento de regular estados emocionales alterados.


Referencia:
http://healthcare.utah.edu/healthlibrary/related/doc.php?type=6&id=702124