Cómo terminar con un mal hábito


Todos tenemos algún mal hábito que nos gustaría cambiar. Una relación compulsiva con la comida o comerse las uñas, por ejemplo. Seguramente hemos hecho varios intentos por torcer esta situación pero convengamos que es muy difícil de lograr, veamos por qué. 


mal hábito


¿Por qué los hábitos son tan difíciles de cambiar? Nuestros hábitos son profundos, en la vida cotidiana éstos constituyen el 40% de nuestras actividades diarias. Nada más acertado que el refrán “el hombre es un animal de costumbre”.


La mecánica de los hábitos

Los hábitos se forman a través de un tipo específico de proceso de aprendizaje llamado aprendizaje asociativo, que como su propio nombre lo indica, los aprendemos a formar a través de conexiones entre diferentes actividades (señal), son precisamente estas conexiones las que se convierten en patrones de comportamiento (respuesta).

Repetimos lo que nos funciona y cuando estas acciones se repiten en un contexto estable, formamos asociaciones entre las señales y las respuestas.
  
Una de las cosas más importantes que debemos saber sobre el aprendizaje asociativo y los hábitos, es que en gran medida son involuntarios. Lo que ocurre aquí es que cuando se realiza alguna actividad, la mente de los seres humanos funciona de dos maneras diferentes: consciente y automática, la primera toma decisiones de forma reflexiva, mientras que la segunda opera casi completamente fuera de la conciencia.
¿Por qué nuestra mente automática es tan distraída? Esto es porque los hábitos se generan por las señales, una vez que la señal está activada, el hábito se hace cargo, o sea, la actividad neuronal se desplaza de la mente consciente a la mente automática. El resultado de esto es que nuestra mente automática no tiene ni idea porqué está haciendo lo que está haciendo.

Debido a que tenemos las dos “mentes” funcionando, no podemos asumir que la mente consciente tendrá control alguno sobre la automática, este es un problema típico cuando se trata de cambiar cualquier hábito o crear uno nuevo. Por tanto  ¿cómo podríamos destruir un mal hábito?
Tengamos en cuenta que, si la mente automática está guiada por señales (no por decisiones razonadas como la mente consiente) la sustitución o destrucción del hábito debe lograrse de la misma forma, o sea, mediante señales.
Veamos tres principios fundamentales para cambiar y formar nuevos hábitos aprovechando el funcionamiento de la mente automática:
  

1.) Interrumpir la señal del hábito

Es la interrupción de la manera en la que normalmente se hacen las cosas y es la clave para desbaratar un mal hábito. Por ejemplo, si su objetivo es controlar el exceso de comida que ingiere casi sin darse cuenta, trate de comer con la mano no dominante (es decir, si es derecho hágalo con la izquierda) o reorganizar su refrigerador y despensa para que las opciones no saludables no estén siempre en el mismo lugar. Son formas de disolver esas viejas señales conectadas a los viejos hábitos. Es por esto mismo que algunas dietas aconsejan cambiar el orden de las cosas en el refrigerador cada cierto tiempo.


2.) La clave está en la repetición

Recuerde que la mente automática es muy lenta para cambiar, ya que ha necesitado mucho tiempo formando esa memoria asociativa, o sea, las señales y sus respuestas automáticas. Así que de la misma forma que se tomó un tiempo para aprender esos hábitos, usted necesita de un tiempo similar para formar hábitos nuevos. Esto se hace a través de la repetición. ¿Cuánta repetición? Las investigaciones psicológicas en la materia sugieren que un nuevo hábito puede tardar en formarse entre 18 y 250 días para hacer una acción inconsciente. Por tanto, debe ser muy paciente con su mente automática.


3.) Crear nuevas claves para desencadenar nuevos hábitos

Para crear nuevos hábitos, son necesarias fuertes señales estables. Recuerde que los hábitos no son independientes, sino que están conectados a las señales. Un ejemplo bien claro de esto es el cepillado de dientes y el uso del hilo dental. Hay mucha gente que ha creado inconscientemente esa señal, es decir, inmediatamente después de lavarse los dientes, utiliza el hilo dental. En este caso el cepillado de dientes se convierte en el detonante que involucra el comportamiento del uso del hilo dental. Con el tiempo este patrón de cepillado y uso del hilo dental, se automatiza. Piense en como podría utilizar este mecanismo instintivo para crear nuevas señales y hábitos saludables.


Resumiendo, hay que tener muy en cuenta que un hábito se compone de señales y respuestas que se repiten una y otra vez. Para atacar un mal hábito es necesario interrumpir las antiguas señales y formar otras nuevas, de esta manera construir esa asociación para crear el nuevo patrón de comportamiento automático, que pronto se hará inconsciente.